El 13 de agosto, Eugenia Saini (Secretaria Ejecutiva de FONTAGRO) participó en el 29° Congreso de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) “Siempre vivo Siempre diverso”. Se trata de un evento de actualización tecnológica en agricultura más grande de Argentina y de referencia global. En ese marco, Eugenia Saini fué invitada a participar como moderadores en el panel “2025: Sistemas agroalimentarios en un mundo post-COVID-19«, en el cual disertó Bram Govaerts (Director General CIMMYT).
Presentada por Pedro Vigneau (Presidente Honorario de Aapresid), Eugenia Saini explicó que FONTAGRO está conformado por Institutos de Investigación de 15 países de América Latina, Caribe y España. Desde los inicios, en 1998, trabajan en fomentar, de manera colaborativa la ciencia aplicada al desarrollo de conocimiento e innovación para lograr sistemas agroalimentarios sostenibles, más resilientes e inclusivos.
Seguidamente, presentó a Bram Govaerts, quién habló en su conferencia sobre “Programas de Sistemas Integrados de Innovación, en un mundo post COVID – 19”.
Primeramente, Govaerts explicó que el CIMMYT trabaja desde 1966 en desarrollo ´con el fin de mejorar los medios de vida de las personas y promover sistemas de maíz y de trigo más productivos y sostenibles, aplicando en 10 de los 17 ODS, en ese sentido mencionó “El 70% de semillas de trigo, y más del 50% de maíz sembradas en el mundo derivan de materiales de mejoramiento del CIMMYT” .
Refiriéndose al impacto que generó el COVID-19 dijo “El COVID no va a dejar de existir, vamos a tener que convivir con él y eso implica un desafío para ser más eficientes y resilientes” y continuó “El COVID también provocará hambrunas, debemos tomar herramientas para predecir o pensar escenarios futuros. Es hora de tomar nota de la crisis y actuar”.
Luego explicó que los escenarios ponen en evidencia y cuestionan los supuestos de modelos que tenemos en la cabeza. Mencionó la importancia del liderazgo en el mundo, siendo su tarea gestionar la ambigüedad y movilizar la acción, no almacenar conocimientos muy precisos sobre su entorno “Los líderes deben ser positivos respecto a las oportunidades”, reforzó.
El investigador del CIMMYT, desarrolló el trabajo que están realizando en el Centro con patrocinadores de la ciencia públicos y privados, para definir escenarios futuros frente al cambio climático, a partir de un mapa de sistema, identificar los impulsores clave para alcanzar una matriz de escenario.
Producto de ese ejercicio, considerando los sistemas agroalimentarios en el mundo post COVID -19 para 2025, realizaron una matriz cuyos componentes son la eficacia de la gobernanza global e inestabilidad política, y las consecuencias económicas, sociales de respuesta a la COVID -19. Con esos parámetros, identificaron 4 escenarios: proteccionismo, declive mundial, nuevo local y evolución verde.
Respecto al Proteccionismo, explicó que ante una profunda crisis económica, los órganos de gobierno trabajan para preservar el orden sociopolítico, con un acuerdo limitado a nivel mundial, los sistemas agroalimentarios son lentos y rígidos con una innovación limitada. Los indicadores pondrían de manifiesto el aumento de la pobreza, desigualdad ymayor regulación estatal.
En cuanto al Declive mundial, comentó que el aumento del nacionalismo y la reducción del gasto público disminuyen la eficacia de las instituciones de gobierno, disturbios civiles, los sistemas agroalimentarios son caóticos, fácilmente perturbables e inestables. Esto resultaría en limitaciones en la circulación de bienes y servicios, alta tasa de desempleo y pobreza, adopción de políticas nacionalistas por parte de los partidos políticos.
Nuevo futuro local: el COVID -19 reveló y exacerbó las profundas desigualdades que definen a la sociedad, lo que resultó en desafíos prolongados a la estabilidad política. Los sistemas agroalimentarios no son resilientes sino eficientes en el contexto local, ya que los sistemas más grandes requieren sistemas y procedimientos de gobernanza más efectivos, aprovechando al máximo las cadenas de suministros locales. Frente a ese escenario, la situación económica se estabiliza, y la tasa de pobreza no aumentaría al mismo ritmo.
El cuarto escenario que planteó Govaerts es la Evolución verde, dónde la cooperación es clave para estabilizar la economía regional. Los sistemas alimentarios son más ecológicos y sostenibles, resilientes y flexibles. Los gobiernos plantean la necesidad de ser más conscientes del clima y adoptar políticas verdes en la recuperación; aumentaría el gasto público en redes de seguridad social.
Frente a esos escenarios, el Investigador remarcó la importancia de la economía circular y la gobernanza como un aspectos claves, y en esa línea remarcó “No podemos llevar motores de cambio sin el apoyo de los que toman decisiones. La gobernanza debe bregar por el bien común. La innovación tiene que venir de la ciencia y trabajar de manera colaborativa, como lo hace FONTAGRO. La ciencia tiene que ser el basamento para la tomas de decisiones
Haciendo un punto, Eugenia Saini mencionó “hay que trabajar con un objetivo común, gestionar la incertidumbre y trabajar en forma colaborativa.Hay que resaltar las capacidades de los investigadores que tenemos en América Latina y Caribe. Digitalizar la ciencia es un activo muy importante”
Para cerrar, Bram Govaerts reflexionó “El futuro no está escrito, lo construimos entre todos si no estamos muertos” y alentó a que ese futuro sea sostenible, resiliente e inclusivo, con gente sanamente alimentada.
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Sobre FONTAGRO
FONTAGRO se creó en 1998 con el propósito de promover el incremento de la competitividad del sector agroalimentario, asegurando el manejo sostenible de los recursos naturales y la reducción de la pobreza en la región. El objetivo de FONTAGRO es establecerse como un mecanismo de financiamiento sostenible para el desarrollo de tecnología e innovaciones agropecuaria en América Latina y el Caribe y España, e instituir un foro para la discusión de temas prioritarios de innovación tecnológica. Los países miembros son: Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, España, Honduras, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela. En los últimos 25 años se han cofinanciado 195 plataformas regionales de innovación agropecuaria por un monto de US$139.7 millones, que ha alcanzado a 1809 instituciones y 35 países a nivel mundial.