Se espera que la demanda por alimentos crezca en más del 70 % para el 2050, siendo especialmente alta la demanda en proteínas de origen animal, que deberá satisfacerse aumentando la producción agropecuaria. América Latina y el Caribe (ALC) constituyen una región privilegiada en el mundo ya que posee valiosos recursos naturales, una densidad de población relativamente baja y tierras potencialmente disponibles para la producción agropecuaria. Aunque más del 90% de la superficie cultivada en ALC es apta para la agricultura, es posible que, frente al impacto del cambio climático, estos sistemas se vuelvan vulnerables y sus servicios ecosistémicos se vean negativamente afectados, disminuyendo su capacidad productiva. El objetivo de esta cooperación técnica es contribuir a la resiliencia y capacidad de mitigación al cambio climático de los sistemas ganaderos de ALC. Esto se logrará a través de la evaluación de prácticas de integración de sistemas ganaderos con sistemas forestales que permitan incrementar las reservas de carbono, la diversificación productiva, y la sustentabilidad ambiental. Los sistemas integrados de producción agropecuarios y prácticas de intensificación sostenible se proponen como solución clave para lograr rendimientos elevados y estables minimizando los impactos ambientales negativos.
La cooperación técnica entre Argentina, Chile, Uruguay, Brasil, República Dominicana, permitirá cuantificar los impactos de la intensificación sostenible en la integración de sistemas agropecuarios sobre aspectos ambientales y productivos en diferentes situaciones edafoclimáticas. Esto permitirá conocer y difundir aquellos manejos que mejoren la provisión de servicios ecosistémicos e incrementen la resiliencia de los sistemas, con especial atención en la identificación de aquellas prácticas que promuevan el secuestro de carbono en los suelos, sin aumentar las emisiones de gases efecto invernadero (GEI). Para evaluar la capacidad de estos sistemas en la mitigación del cambio climático cada país determinará a campo la captura de carbono en los suelos y biomasa, se medirán, o bien de calcularán las emisiones de GEI siguiendo las directrices del IPCC y se calculará la huella de carbono de los sistemas integrados en comparación con los sistemas ganaderos tradicionales. Se cuantificarán parámetros de calidad fisicoquímica y biodiversidad edáfica como indicadores en los cambios/mejoras de los servicios ecosistémicos que otorgan resiliencia a los sistemas. Se trabajarán indicadores de productividad y eficiencia de los sistemas. Los resultados serán difundidos a los sectores públicos y privados a fines de promover aquellas políticas que colaboren a la implementación de dichos sistemas en cada región. El proyecto está financiado por el Gobierno de Nueva Zelanda como parte de su contribución a la Global Research Alliance on Agricultural Greenhouse Gases (GRA).