El Valle del Cauca, situado en el suroeste de Colombia, destaca por su rica diversidad agrícola y su próspera industria frutícola, que ha sido un pilar histórico en la economía local y nacional. Desde el 2004, el gobierno departamental ha impulsado el desarrollo del sector frutícola mediante el "Plan de Consolidación y Proyección de la actividad agroindustrial hortofrutícola en el Departamento del Valle del Cauca". A partir del 2016, la Corporación para el Desarrollo Social y Cultural del Valle del Cauca (CORPOVALLE) ha liderado el Programa Integral de Fruticultura (PIF), una estrategia regional para fortalecer a los pequeños productores frutícolas en aspectos organizativos, técnicos y de acceso a mercados.
Se cuenta con acompañamiento completo a los productores dentro de organizaciones y cooperativas, brindando respaldo integral que considera las necesidades sociales, económicos, ambientales y territoriales de los productores. El enfoque abarca desde el fortalecimiento de las estructuras organizativas hasta la provisión de activos productivos esenciales, con un seguimiento continuo y acceso a conocimientos técnicos especializados. Además, el PIF reconoce la importancia de gestionar alianzas comerciales efectivas, integrando a los comercializadores en la cadena productiva para optimizar los márgenes y acceder a mercados más amplios y lucrativos, logrando así beneficiar a más de 7,000 pequeños y medianos productores frutícolas del Valle del Cauca y contribuyendo de manera sustantiva al desarrollo económico y social del territorio.
El PIF ha consolidado su posición como una iniciativa esencial para los productores frutícolas y hortícolas, contribuyendo al fortalecimiento de asociaciones rurales, el aumento de áreas cultivadas y rendimientos productivos, y la creación de alianzas comerciales que impulsan el sector agrícola hacia la sostenibilidad y el crecimiento. Destacándose por su enfoque en la recopilación de datos de línea de base y análisis exhaustivo de resultados, el PIF ha demostrado ser una iniciativa esencial con impactos tangibles, como el fortalecimiento organizacional, el aumento de áreas cultivadas, y mejoras notables en rendimientos y calidad de productos. Con más de 80 asociaciones beneficiadas y más de 7,000 agricultores directamente impactados, el PIF ha sido un catalizador en la creación de alianzas productivas y comerciales, contribuyendo significativamente al desarrollo sostenible del sector agrícola en la región.