El alto contenido de cadmio en el cacao ha sido una preocupación significativa para los productores de Latinoamérica y el Caribe. Con la entrada en vigor del Reglamento Nº 488/2014 de la Unión Europea, que establece límites estrictos para la concentración de cadmio en productos derivados del cacao, las exportaciones de países como Ecuador, Brasil y Perú han enfrentado importantes desafíos. Este problema, que afecta directamente a la competitividad y sostenibilidad de la industria cacaotera, ha impulsado la búsqueda de soluciones innovadoras y sostenibles.
Una respuesta prometedora a este desafío proviene del proyecto “Bioproceso reductor de la solubilidad del cadmio rizosférico”, liderado por la Universidad Técnica de Manabí (UTM) en colaboración con la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Argentina, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, y el Instituto de Biodiversidad y Biología Experimental y Aplicada (IBBEA) de Argentina, con el apoyo financiero de FONTAGRO.
Este proyecto ha demostrado el potencial de la simbiosis entre el arbusto Baccharis salicifolia y el hongo Rhizophagus intraradices para reducir la absorción y translocación de cadmio en plantas de cacao.
Baccharis salicifolia y Rhizophagus intraradices: una solución natural
El proyecto explora el uso de Baccharis salicifolia, una planta conocida por su capacidad para acumular cadmio. Este arbusto, que puede alcanzar hasta 2 metros de altura, se encuentra en diversas regiones de América, incluyendo el suroeste de Estados Unidos, el noroeste de México, Argentina, Ecuador, Venezuela y Chile.
Lo innovador del enfoque del proyecto es que al combinar esta planta con el hongo micorrícico Rhizophagus intraradices con el que forma simbiosis, duplicó la acumulación de Cd en los tejidos de Baccharis salicifolia, actuando como una verdadera “aspiradora” de este metal pesado.
Esta asociación de Baccharis salicifolia y Rhizophagus intraradices presenta una serie de beneficios adicionales: promueve el crecimiento de las plantas fijando CO2, aumenta la materia orgánica del suelo lo que contribuye a mitigar el efecto invernadero principal motor del cambio climático.
Próximos pasos y beneficios esperados
El proyecto, que se extenderá por 42 meses, ya ha demostrado la eficacia de esta “mezcla aspiradora” en la translocación del cadmio desde la raíz hacia las hojas en plantas de cacao.
El siguiente paso será evaluar esta capacidad en la translocación hacia las flores y frutos del cacao, para lo cual se están utilizando plantas de girasol como modelo.
En las próximas etapas, se planea probar este sistema en campo, intercalando plantas de Baccharis salicifolia micorrizadas con Rhizophagus intraradices junto a cacaoteros jóvenes, en áreas productoras clave como Ecuador.
Este enfoque no solo tiene el potencial de beneficiar a más de 3.000 familias agrícolas en Ecuador y Venezuela, sino que también puede abrir nuevas oportunidades comerciales para los pequeños productores.
Al ofrecer una solución efectiva para reducir la contaminación por cadmio en el cacao, los agricultores podrían comercializar esta mezcla de cepas a otros productores, fortaleciendo las economías locales y mejorando la competitividad en el mercado internacional.
Un enfoque colaborativo para un impacto sostenible
El éxito de este proyecto radica en su enfoque integral, que no solo se centra en la investigación científica, sino también en la colaboración directa con las comunidades locales y en la difusión educativa.
Con el apoyo de instituciones académicas y la participación activa de agricultores, el proyecto busca crear un modelo sostenible que pueda ser replicado en otras regiones afectadas por la contaminación por cadmio.
El impacto esperado de esta iniciativa es significativo, no solo en términos de reducción de cadmio en el cacao, sino también en la mejora de las prácticas agrícolas y en la resiliencia frente al cambio climático.
Con un estimado de 3.130 beneficiarios directos y 3.000 indirectos, este proyecto tiene el potencial de transformar la industria cacaotera en Latinoamérica, asegurando un futuro más sostenible y competitivo para los productores y exportadores de cacao en la región.