El prototipo final llegó al campo para ponerlo a prueba con agricultores de Colombia, Honduras y Nicaragua.
Por: Aquileo Gonzales de Leon, Daniela Salas Betancourt y Oriana Gómez.
Con el objetivo de llevar los avances tecnológicos en agricultura al alcance de los pequeños y medianos productores, se une el sector de investigación, la academia y la empresa privada para desarrollar un dispositivo sensor de humedad de suelo, capaz de medir, procesar y almacenar datos de humedad de suelo en tiempo real, robusto, de bajo costo y alta usabilidad, que se adapte a diferentes tipos de cultivos y de suelos, recolectando información de humedad de suelo de gran utilidad para incrementar la eficiencia en el manejo de los cultivos y el uso eficiente del agua a partir de la toma de decisiones basadas en el análisis de los datos generados con este dispositivo.
Este proyecto ha realizado serios esfuerzos para garantizar la exitosa adopción de la tecnología por parte de los agricultores y productores de pequeña y mediana escala, razón por la cual en la etapa de diseño de la tecnología, se desarrolló la metodología de co-creación para capturar de forma acertada las necesidades, expectativas y experiencias del usuario final, las cuales fueron involucradas en el diseño y desarrollo final del dispositivo de medición y la herramienta de visualización de datos complementaria. Tras las pruebas piloto llevadas a cabo en campo para los tres prototipos inicialmente desarrollados, comparados frente a sensores testigo, se seleccionó el sensor que presentaba mejor relación entre costo de fabricación versus calidad de los datos recolectados.
Posterior a esto, la empresa Visualiti realiza una réplica de 90 sensores que se distribuyeron en Colombia, Honduras y Nicaragua, 30 en cada país. Lo que permite hacer una primera extensión del sensor al campo, así mismo como un testeo a mayor escala y la socialización con las comunidades del valor de los datos y el uso de ellos para sus cultivos. Resaltando la importancia de la heterogeneidad que se encuentra en los tipos de cultivos y suelos en los que se instala, permitiéndole al equipo desarrollador observar en cada etapa del proyecto el comportamiento del sensor.
En Colombia, por ejemplo, con el acompañamiento de Jimmy Mañunga el consultor líder de la zona, se realizó el despliegue del dispositivo en cultivos de Café, Maíz y Frijol, en las veredas de San Antonio, San Rafael, Los Cerrillos, y las Mercedes, en el noroccidente del municipio de Popayán departamento del Cauca, como se puede ver en la siguiente imagen:
Por su parte, en Nicaragua, con el despliegue liderado por liderada por Jahnnier Eduardo, se realizó la instalación en Maíz, fríjol, café y tabaco en tres departamentos diferentes. Gracias al apoyo de la cooperativa Mira Flor y la cooperativa Buculmay que se instalaron 10 sensores en el municipio de Santa Maria de Pantasma, departamento de Jinotega. Gracias a la cooperativa Compare fue posible instalar 10 sensores en el municipio de Condega, departamento de Estelí. Y los últimos 10 se instalaron con ayuda de la cooperativa CCAJ en el municipio de Jalapa, departamento de Nueva Segovia.
Y finalmente, en Honduras, contando con el acompañamiento de Reyneiro Barahona, consultor líder de la zona. Se realizó el despliegue en cultivos de Maíz, Frijol, aguacate y Sorgo Forrajero, en las comunidades del municipio de San Antonio de Oriente en el departamento de Francisco Morazán.
En esta instalación se hizo evidente que los beneficiarios iniciales de esta tecnología estuvieran abiertos al cambio y a su implementación durante el periodo de prueba y posterior a este. Así lo confirma, Jhannier quien comenta que: “en cada una de las comunidades en las que instaló el sensor hubo un buen apoyo del equipo técnico y los productores estaban muy dispuestos a recibirlo, aunque estaban con la incógnita de para que servía el sensor. Algunos productores ya conocían el pluviómetro y preguntaban si era lo mismo que era el pluviómetro para lo cual les explicaba la diferencia entre el sensor y el pluviómetro. Que el sensor realiza monitoreo y toma de datos de la humedad de suelo, con la hora para poder luego tomar decisiones en próximos ciclos de cultivo.”
Por su parte, Jimmy identificó la experiencia de instalación como una oportunidad para “abrirle al campo la posibilidad y herramientas para que se adapten a los efectos del cambio climático.”
Uno de los principales retos que los consultores comentan es la incertidumbre a la que se llegan a enfrentar los productores frente al sensor pues surgen muchas preguntas sobre sus costos, sostenibilidad y funcionamiento, por esto, comentan cada uno de los consultores, que es de suma importancia llevar a cabo una fuerte capacitación y actividades de socialización que le den claridad a los beneficiarios sobre el uso de la tecnología para su optima apropiación.
Como lo comenta Jimmy, “esto aportaría al desarrollo de la agricultura, pero es necesaria una pedagogía alrededor del uso, divulgación y acercamiento para promover las ventajas de la herramienta, así las personas obtendrán el conocimiento del impacto que puede tener su uso. Así las personas la apropiarían y obtendrían grandes beneficios asociados a los restos del cambio climático”.
En conclusión, el proceso de instalación de los sensores dejó consigo diversas lecciones tanto para los investigadores y desarrolladores de la tecnología como para los productores. Dentro de estas lecciones, la primera, fue realizar un acercamiento preliminar de la tecnología propuesta a los agricultores, quienes pudieron resolver sus preguntas, ayudar a instalarlos y estar completamente involucrados en el proceso de transferencia. Además, se obtuvieron lecciones sobre posibles errores al momento de instalar, y se adquirió la experiencia sobre la importancia que tiene la planeación y logística a la hora de llevar los 30 sensores predispuestos para cada país al campo.
Agradecimientos a Jimy Mañunga y Jhannier E. Valle.