De la crisis local a la calidad internacional: El resurgimiento de la miel para mercados exigentes
Con apoyo de INTA Argentina e instituciones de América Latina y el Caribe, más de 6.000 pequeños apicultores argentinos, dominicanos y costarricenses transformaron tecnologías y producción para ofrecer miel de alta calidad biológica y nutricional.
El contexto de la historia
Argentina es el segundo exportador mundial de miel.
Hasta principios del siglo 21, la cadena apícola, concentrada en el centro del país, prestaba poca atención a la calidad del producto.
En 2003, la Unión Europea detectó residuos químicos en la miel argentina, y comenzó una crisis en el sector.
En esos tiempos, apicultores trashumantes ingresaron a la provincia norteña de Tucumán desde la región central, siguiendo la floración del limón. Buscando nuevas fuentes de ingresos, los apicultores comenzaron a desarrollar la apicultura de monte.
Se presentó entonces un desafío: lograr confianza en la inocuidad y calidad de la miel argentina y recuperar grandes mercados.
De cómo Investigación, diversificación, y transparencia agregan valor a los alimentos
La iniciativa implementada
El INTA Famaillá, Tucumán, consolidó un equipo de investigadores especializados en generar conocimientos y tecnologías para mieles y propóleos.
El equipo trabajó con los apicultores, que se organizaron en modelos asociativos y se plantearon objetivos:
Poner en marcha un protocolo de gestión de la calidad y confiabilidad.
Agregar valor y diversificación a los productos.
Promover el consumo interno.
Crear un marco normativo para respaldar las innovaciones.
Incorporar propóleos y miel de abejas nativas sin aguijón al Código Alimentario Argentino.
Cuantificación y agregado de valor para garantizar la calidad y la confiabilidad
La solución tecnológica
El equipo implementó una serie de soluciones para aumentar el control de calidad y la confiabilidad el producto:
Se creó un protocolo de gestión de la calidad y aseguramiento de inocuidad, que incluye selección genética y prácticas para la obtención de miel libre de aditivos químicos, extraída en salas habilitadas, con gestión de la calidad y trazabilidad.
Se articuló una red de más de 400 apicultores, se capacitó a técnicos territoriales, y se implementaron apiarios demostrativos y un convenio con exportadores.
Se generaron conocimientos y tecnologías para el desarrollo de productos apícolas de alto valor biológico.
Se estudió el origen botánico de mieles y propóleos para desarrollar planes de diferenciación, estandarizar la producción, y certificar el origen.
Se cuantificó el contenido de azúcares, antioxidantes y minerales para determinar el aporte del producto a la nutrición y la salud.
Se realizaron estudios para normativizar la incorporación de nuevos productos.
“Ponemos en la mesa todas las mieles, claras y oscuras, pero la de limón es nuestra y a uno le gusta más lo que es de su tierra.”
Países participantes
Tipo de Proyecto
Resultados
La elaboración del Protocolo INTA N° 11 favoreció la competitividad de la apicultura argentina.
Se obtuvo un significativo grado de adopción de las nuevas tecnologías en todo el país.
Se logró una gran confiabilidad en la inocuidad y calidad de la miel argentina y se obtuvieron precios diferenciales en las exportaciones.
Se realizó la primera exportación del producto a Japón y comenzaron los envíos de miel a la Unión Europea.
El Código Alimentario Argentino (CAA) reglamentó el uso alimentario del propóleos en productos y suplementos dietarios.
El CAA reglamentó la obtención y procesamiento de la miel de abejas nativas sin aguijón, un hito a nivel mundial.
Se está por obtener de la indicación Geográfica “Miel de azahar de limón de Tucumán”.