Biofortificando a Panamá contra el Hambre Oculta
Desde 2013, un modelo multidisciplinario promueve cultivos biofortificados de arroz, frijol, maíz y camote en Panamá. El proyecto, que ha ayudado a combatir el hambre oculta en 230 mil personas, ha sido incluido entre las políticas públicas del país.
El contexto de la historia
El 25% de los suelos de Panamá es apto para uso agrícola. Sin embargo, unas 400 mil personas en zonas rurales consumen cantidades insuficientes de micronutrientes, una situación que restringe severamente el desarrollo humano y socioeconómico de la región y del país.
A nivel nacional, de los 4,2 millones de habitantes de Panamá, un gran porcentaje de adultos y niños presentan sobrepeso u obesidad, según datos oficiales de 2015.
Asimismo, la anemia afecta a muchos niños de todas las edades y a casi el 50% de las embarazadas, y aproximadamente el 25% de los menores de 5 años sufre de deficiencia de vitamina A.
La Biofortificación: Una Estrategia de Fortalecimiento Nacional
La iniciativa implementada
En 2013 se creó “AgroNutre Panamá”, proyecto liderado por el IDIAP e implementado con apoyo de HarvestPlus, para promover el desarrollo y consumo de alimentos biofortificados. Estas variedades se obtienen mediante técnicas de mejoramiento genético convencional de bajo costo, presentan buena rentabilidad y son amigables con el ambiente.
El proyecto se articula con educación alimentaria y contempla el desarrollo de productos y su venta al mercado para ampliar los alcances de la iniciativa y contribuir a su sostenibilidad.
Ciencia, Educación y Trabajo en Equipo: La Biofortificación en Proceso
La solución tecnológica
El primer paso hacia la solución fue la creación de AgroNutre, un grupo interinstitucional y multidisciplinario que cubriera aspectos técnicos, sociales, alimentarios, sanitarios y educativos.
Con el apoyo de un grupo de expertos que incluyó a HarvestPlus, referente en Biofortificación, se obtuvo el germoplasma biofortificado de maíz, frijol, arroz y camote para realizar el mejoramiento genético a través de la cruza y obtener materiales nutricionalmente superiores, resistentes a las principales plagas y adaptables a los sistemas de agricultura familiar.
Luego, se multiplicaron semillas para hacer llegar variedades biofortificadas a agricultores de zonas de alto riesgo alimentario, donde los consumos más frecuentes son arroz, maíz y frijol.
Para ampliar el impacto de la solución, el equipo continuamente provee variedades de acuerdo a deficiencias que identifica por zona, capacita para el cultivo, y promueve la educación alimentaria en huertos escolares.
“Mi idea es enseñar a otros agricultores cómo se maneja el cultivo para que ellos también puedan progresar”
Países participantes
Tipo de Proyecto
Resultados
Panamá produce hoy doce variedades biofortificadas, beneficiando a 812 comunidades rurales y alcanzando cientos de localidades y miles productores. Entre 2014 y 2017, por ejemplo, se produjeron 173 toneladas de semillas biofortificadas.
De la iniciativa de cultivo intensivo de arroz biofortificado, un proyecto cofinanciado por FONTAGRO, resultaron 20 plataformas con 250 pequeños productores que lograron mayor producción de arroz para autoconsumo, a la vez que obtuvieron menor impacto ambiental y mayor sustentabilidad de la agricultura familiar.
Se realizaron diversos estudios entre las poblaciones beneficiarias para validar la aceptación de los alimentos biofortificados, comparándolos con los tradicionales.