Papas nativas resilientes: Salvaguardando la alimentación frente al cambio climático

En el Altiplano boliviano y los Andes peruanos, las comunidades indígenas y campesinas se enfrentan a riesgos climáticos crecientes, como heladas, sequías, granizos y tormentas. Estos factores han afectado la estabilidad de la producción agrícola y la disponibilidad de alimentos, impactando la seguridad alimentaria de estas poblaciones. Las papas nativas constituyen un cultivo fundamental en la cultura y alimentación de los pobladores de los andes, ofreciendo nutrientes y resiliencia frente a condiciones adversas a lo largo de los siglos. Además, las papas nativas simbolizan la identidad andina y su manejo tradicional refleja el conocimiento agrícola acumulado. La conservación de estas variedades y prácticas de cultivo asociadas a los saberes ancestrales como el uso de bioindicadores para predecir condiciones climáticas y otras prácticas agrícolas de adaptación a las condiciones climáticas extremas son fundamentales para mantener la agro biodiversidad.

Actualmente, la diversidad genética de las papas nativas alberga características de resistencia a eventos extremos, pero el abandono de algunas variedades y el surgimiento de percepciones negativas que asocian su consumo a zonas rurales, limitan su presencia en mercados urbanos y ponen en riesgo su conservación. Las tendencias de mercado han privilegiado históricamente variedades de papa de alto rendimiento y características homogéneas, relegando a las papas nativas a un cultivo para autoconsumo. Sin embargo, el creciente interés por productos que reflejan la biodiversidad y la cultura andina ha creado una oportunidad única para revalorizar estas variedades. A lo largo de los Andes, han surgido iniciativas que buscan recuperar las papas nativas más atractivas para el consumidor. Este proyecto busca capitalizar el interés del sector gastronómico, desarrollando estrategias para fortalecer las variedades que destacan por su resistencia a condiciones extremas, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de las comunidades productoras.

En este contexto, el proyecto promoverá un enfoque integral que combina saberes ancestrales y tecnologías genómicas, abordando la recuperación y mejoramiento de estas papas para adaptarlas al cambio climático.

Para llevar adelante estos objetivos, se han definido cuatro componentes clave del proyecto:

1. Recuperación y revalorización de variedades nativas: Revalorizar y promover el cultivo de papas nativas para mejorar la seguridad alimentaria y fortalecer la resiliencia climática.

2. Mejoramiento genético: Optimizar los atributos genéticos y de sabor de las papas nativas para abrir nuevas oportunidades de mercado, asegurando su adaptación a las exigencias del clima cambiante.

3. Mejora de prácticas de cultivo: Evaluar la calidad del suelo y el agua para optimizar la sostenibilidad y productividad de los cultivos, beneficiando a los agricultores con técnicas adecuadas.

4. Difusión y sensibilización: Integrar el conocimiento científico y ancestral para promover la sostenibilidad agrícola, con la participación activa de las comunidades locales.

Este proyecto se desarrollará a través de una cooperación técnica entre instituciones de Bolivia y Perú. En Bolivia, participan la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), a través del Instituto de Ecología (IE) y el Instituto de Investigaciones Agropecuarias y de Recursos Naturales (IIAREN). En Perú, el Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) y la Estación Experimental Agraria Santa Ana (EEA-SA) en Junín se suman a la colaboración. Estas instituciones combinan conocimientos y recursos para enfrentar los retos del cambio climático, la seguridad alimentaria y la conservación de la diversidad agrícola en los Andes.